“… CUANDO VEO TUS CIELOS, OBRA DETUS DEDOS, LA LUNA Y LAS ESTRELLAS QUE TU FORMASTE, DIGO: ¿QUÉ ES EL HOMBRE PARA QUE TENGAS DE EL MEMORIA, Y EL HIJO DEL HOMBRE PARA QUE LO VISITES?...”
SALMOS 8:3-4
Muchas veces nos hacemos esta misma pregunta. Cuando alzamos nuestra vista hacia el cielo podemos ver la mano poderosa de un Dios. Es hermoso ver un cielo azul, cada vez que nos despertamos al amanecer, ver el cielo despejado y adornado con las nubes, pero mas aun nos llena de gozo y admiración el saber que Dios mismo hizo los cielos con sus propios dedos, aunque no entendamos como, solo sabemos y creemos que lo hizo por amor a nosotros.
Lo hizo perfecto, la combinación de los colores en cada una de sus obras es grandiosa, cada cosa en su lugar.
Pero al ver todas estas maravillas de la creación de Dios, nos admiramos y nos hacemos esta pregunta ¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?. Muchas veces nos sentimos insignificantes frente a toda la maravilla de la creación, creemos que no valemos nada, pero no debemos olvidar que Dios nos creo con sus propias manos, y que creo toda la naturaleza a causa del hombre.
Para Dios nosotros valemos mucho mas delo podamos creer o entender, no ama con un amor infinito. Por lo tanto el siempre estará con nosotros, solo debemos acudir a el cada día.
Debemos recordar que existe un Dios poderoso y amoroso. Cada vez que nos sintamos solos o desanimados por un problema o dificultad, alcemos nuestra mirada a los cielos, y recordemos que hay un Dios allá arriba, dispuesto a escucharnos y ayudarnos, porque para el nosotros somos muy valiosos.
Así que cada día miremos los cielos y elevemos nuestros pensamientos hacia Dios, entreguémosle nuestro corazón y nuestra vida entera, admiremos y busquemos en la naturaleza la demostración de su amor y su poder.
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