martes, 27 de octubre de 2009

El Aborto

El índice de número de abortos aumenta progresivamente como una problemática juvenil. Este aumento es el punto de partida para uno de los temas más divisivos y polémicos de nuestro tiempo.
La gente suele tener posiciones firmes acerca del aborto. No es una cuestión social de simples preferencias, sino un asunto de vida y muerte.
Pero ¿Cuál sería la mejor solución de afrontar una irresponsabilidad juvenil?
Tal vez la mejor alternativa sería proseguir con el embarazo, afrontar el hecho y actuar con madurez. Aunque muchos piensen que el traer un bebe al mundo trunca el futuro, no siempre es así, uno puede proseguir luchando por sus sueños y el bebe puede convertirse en una motivación para seguir adelante.
Muchos jóvenes toman la mal decisión de casarse por el simple hecho de que serán padres aunque no lo hayan planeado, pero estadísticamente esos matrimonios truncan, o si prosiguen llevan una vida trágica, donde los seres solo transmiten mal humor y frustración.
No debe existir causa alguna para abortar un bebe, nadie está autorizado en este mundo para quitarle la vida a un ser indefenso como una criatura que solo quiere nacer. Esto debe acabar, no se puede permitir que se continúe cometiendo este horrible acto.
Pero lamentablemente la mayoría de jóvenes no afronta su irresponsabilidad y ven en el aborto la mejor solución para acabar con lo que ellos mismos iniciaron. Practican este hecho expresando que las causas son justificables y sin darse cuenta que puede traer enormes consecuencias, pero como dicen los jóvenes “fue algo no planeado y lo mejor es desquitarse, porque se convierte en un impedimento para proseguir con la vida”.
El aborto pone en evidencia el conflicto de dos cosmovisiones divergentes. El punto de vista humanista que dice “El hombre es la norma más alta existente. No tenemos que responder ante nadie, así que hagamos lo que mejor nos parezca bien”. Mientras tanto el punto de vista cristiano dice “Respondemos ante Dios y Él nos ha ordenado no matar; por ende siempre debemos someter nuestros deseos y nuestras preferencias a la autoridad de su Palabra”

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